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lunes, 25 de agosto de 2014

LA LUCHA POR LA TIERRA CONTINÚA EN ATENCO



Por: Eduardo Velasco Vázquez

En el 2002 los pobladores de Atenco echaron abajo el decreto expropiatorio de sus tierras, cuyo fin era construir un aeropuerto en esa zona.

Sin embargo, el proyecto aeroportuario es nuevamente impulsado por autoridades federales. Esta vez acompañado de un megaproyecto que busca expandir a la Ciudad de México, llamado Ciudad Futura.



Después de la experiencia del 2002, en la cual una de las demandas por parte de los campesinos era el bajo precio al que se les querían expropiar las tierras; hoy el proyecto -Ciudad Futura- ha hecho que el valor monetario de la tierra se eleve, esto combinado con el abandono en el que se encuentra el campo mexicano ha hecho que muchos de los campesinos hayan decidido vender sus tierras abriéndole la puerta al despojo de sus recursos naturales y a la construcción del aeropuerto.

Para que sea posible instrumentar este mega proyecto hay un freno: las tierras de Atenco son ejidales, es decir, se comparte la propiedad de la tierra y sólo se puede vender si en una asamblea ejidal se decide que así sea.

Esos intereses económicos desembocaron en una campaña política en Atenco para cambiar la propiedad de la tierra y así pasar de ejido a dominio pleno. El dominio pleno desmantelaría el ejido dividiendo la tierra común en parcelas de únicos propietarios, facilitando la venta de la tierra.



La decisión se llevó a cabo en la asamblea ejidal del primero de junio en la cual se acordó el cambio a dominio pleno. Por su parte, otros ejidatarios, miembros del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, decidieron impugnarla por ser ilegal debido a distintas irregularidades.

La discrepancia política, entre quienes son vecinos y familiares, ha provocado ataques a integrantes del FPDT. Esta división se sustenta en diferencias entre sus sistemas de valores. Dos visiones del mundo se ven confrontadas: por un lado los que ven como valor prioritario de la tierra el dinero y los que ven en la tierra a su madre que: “¡no se vende, se ama y se defiende!”

Entre quienes ven progreso en la expansión de la ciudad y entre quienes ven en las prácticas más ancestrales como la agricultura, el cuidado de la tierra, del agua y del medio ambiente el modo más avanzado de supervivencia. Es en la tierra donde su vidas se desarrollan, ahí se encuentran sus tradiciones, su memoria, su identidad.

Los habitantes a la orilla del agua, los atenquenses, han sido testigos de la transformación de este país desde antes de la conquista española, cuando indios del norte llegaron buscando una señal para fundar la gran Tenochtitlán; un águila sobre un nopal devorando una serpiente hasta cuando ese mismo símbolo se imprimió en las monedas y banderas de hoy. Esas transformaciones secaron el lago de Texcoco y provocaron la extinción de especies, entre ellas un bosque de ahuehuetes de miles de años. En la memoria reside su verdad.



Los integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra son continuidad de siglos de lucha en el Valle de Texcoco, esta resistencia va más allá de la que se escribe en teclados de computadora en ceros y unos, empieza allá donde acaba la ciudad y empieza el campo, son los campesinos que día con día la escriben con surcos en la tierra.

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@lalo777

Fotografías por: Débora Poo Soto

Fuente: masde131

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